El proyecto PRODENORTE ayuda a las mujeres indígenas de Alta Verapaz a afrontar los desafíos del cambio climático
Por Estibaliz Morras, Oficial de Proyectos de Medio Ambiente y Cambio ClimáticoIrma Cucul se ha levantado hoy a las tres de la mañana para acudir a su curso de cocina. Ella y otras mujeres de la comunidad de San Juan Chamelco en Alta Verapaz, Guatemala, comparten risas y confidencias mientras aprenden a hacer mermelada de ciruela, donuts o empanadas de piña.
Gracias al apoyo del proyecto PRODENORTE, una colaboración entre el Ministerio de Agricultura de Guatemala y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Irma y otras mujeres reciben capacitación y apoyo técnico en diferentes temas, y este curso de cocina forma parte de ese programa de formación.
Hoy es un día especial, porque el grupo de Irma ha recibido la visita del famoso cocinero italiano Chef Rubio, quien entre risas ha cocinado con ellas tamales (una especie de empanada de maíz que se puede rellenar de distintos ingredientes) y pastel de plátano con frijoles.
Como cada día después del curso de cocina, Irma, una joven mamá de dos hijos, y sus compañeras se acercan a la Municipalidad a vender la comida que han elaborado. Ello les permite recibir un ingreso extra para sostener a sus familias. El Chef Rubio anima la venta, congregando a un numeroso grupo de curiosos dispuestos a probar los ricos tamales de Irma y sus compañeras.
Cuando la venta no es suficiente y hay necesidad de realizar algún pago urgente, Irma pide un préstamo al grupo de ahorro comunitario, creado con otras mujeres de su comunidad. Este grupo fomenta la autoestima de las mujeres y su independencia económica, promoviendo el valor del ahorro familiar.
Irma está contenta: todo el esfuerzo que tuvo que hacer al principio para convencer a otras mujeres de que se unieran al grupo está teniendo sus beneficios. Nos comenta que por 200 quetzales (algo más de 25 dólares) que invierten pueden conseguir el doble pasado unos meses.
El director de PRODENORTE Gustavo Pereira nos explica cómo el proyecto da seguimiento técnico a este tipo de iniciativas, y cómo después de superar las dudas iniciales se obtiene una gran respuesta por parte de las mujeres. Son ellas quienes más interesadas se muestran en el ahorro, ya que es crucial para poder invertir en la educación de sus hijos, lo único que les puede facilitar mejores oportunidades laborales en el futuro.
Irma es un ejemplo de dedicación y cuidado de todo lo que le rodea, especialmente su pequeña parcela y el huerto comunal donde especies tradicionales (maíz, cardamomo, frijol) se mezclan con árboles de sombra plantados en la margen del rio que atraviesa San Juan Chamelco.
Irma y los demás miembros del pueblo indígena Q’equchi mantienen costumbres ancestrales de comunicación con la naturaleza. Ella sabe muy bien que, sin árboles y sin sombra, el agua también desaparece y que, por el contrario, "con el bosque y con la sombra podemos conservar nuestro medio ambiente".